Recorriendo Avilés con ojos de mujer – II Edad Moderna

Siguiendo con el recorrido por Avilés con ojos de mujer que comencé hace unas semanas, damos un salto ahora hasta la Edad Moderna, un periodo que para las mujeres españolas supone un soplo de aire fresco, pero no para todas ellas. Únicamente las que pertenecían a las clases altas pudieron acceder a la cultura y sólo si lo hacían con la mera finalidad de distraerse. Para el resto de la población femenina, su única opción para acceder a la cultura era la entrada a los conventos. Es por ello, que muchas optaron por la vida religiosa.

Comenzamos el recorrido en la Casa de García Pumarino o Palacio de Llano Ponte. Los dos nombres por la que se le conocen, se debe en primer lugar a Rodrigo García Pumarino, quien lo mandó construir y por quienes lo adquirieron posteriormente, la familia noble de los Llano Ponte.

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Casa de García Pumarino o Palacio de Llano Ponte

A escasos metros del Ayuntamiento de Avilés, localizamos el Palacio de Ferrera, cuyo interior alberga un espectacular jardín francés. Aquí, se encontraban las marquesas de Ferrera, perfil de mujer que se acercaba a la cultura en este periodo de la historia, pero no con pleno derecho.

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Palacio de la Ferrera

Nos trasladamos ahora al Palacio de Camposagrado. Cuenta con dos fachadas diferenciadas: la norte, situada en la calle de La Muralla y la sur, en la Plaza de Camposagrado. Ésta última destaca por sus dos torres laterales y un gran escudo perteneciente a Don Sebastián Bernaldo de Quirós.

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Palacio de Camposagrado

Nos vamos ahora al barrio de Sabugo y en concreto a la calle de Carreño Miranda, un destacado pintor avilesino de la corte de Carlos II. En esta misma calle se encuentra la escultura de Eugenia Martínez Vallejo, niña de compañía de la misma corte, pintada por Juan Carreño Miranda y cuyo cuadro actualmente está expuesto en el Museo del Prado.

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Calle de Carrero Miranda

Sin salir del barrio, nos vamos ahora a la calle de Bances Candamo, poeta, dramaturgo y autor, que nace en esta misma calle que hoy lleva su nombre. Tras la muerte de su padre cuando él era muy pequeño, su madre se ve obligada a enviarlo junto con su hermana Catalina a Sevilla, para ser acogidos por su hermano. Años después, estudió filosofía y teología, abandona la capital andaluza y se dirige a Madrid, donde se convertirá en dramaturgo de reconocido prestigio. Por el contrario, su hermana Catalina, como la inmensa mayoría de las mujeres de la época, no corre la misma suerte. Nunca llegó a abandonar la formación religiosa, convirtiéndose años más tarde en monja.

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Calle de Bances Candamo

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